miércoles, 29 de julio de 2015

Conservas

   Ya veo que esas cosas no se pueden explicar. 
   Que vienen y te dicen, se apoyan y se sirven de manera similar sobre juicios de comportamiento. 
— Mejor lo dejo— miento..; vas yendo y decís… ¡Ahí nomás lo ves! 
Cuando sos niño y cuando no lo sos…
— Esto es el bien y eso es el mal —te fijan los ojos—. En ese orden… ¿Viste?
— ¿Cuántos años tenés, vos? —te dicen, y más o menos no importa, porque soy doblado siempre. Pero hay algo que nunca falla….
« Yo tengo más que vos, seguíme». « Yo tengo menos que vos, feliz pudrición».
— Ajá—, seguís caminando, no se puede odiar tanto, y podés pensarlo, mirá que riqueza, no obstante, preocupado vas por ello … Porque estás solo y nadie te distrae, nada te contrae, nada te mantiene asustado y ahí llega el pensamiento…
¿Quién da más? ¿Mal explícito o disimulado?


SG.



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